En torno a Sarmiento
Blas Barisani |
85 páginas
Editorial Reina y Madre
1961
Encuadernación rústica
Precio para Argentina: 15 pesos
Precio internacional: 5 euros
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Sarmiento fue uno de esos hombres cuya personalidad, abundante de una asombrosa contradicción, fue utilizado por los "mitólogos argentinos" para elevarlo al pináculo olímpico de las deidades liberales.
El incienso rousseauniano del librepensamiento argentino, viene realizando, desde hace muchas décadas, las ofrendas latréuticas, en trasnochadas vigilias históricas, con el fin de que este hombre, cuya prodigalidad lo impulsaba a no ahorrar sangre de gauchos, ocupara, de una vez por todas el trono de "Padre de la Cultura Americana", aunque con ello se hiciera añicos la Verdad y quedara atomizada la tradición hispánica de nuestra nacionalidad.
Nos abocamos a realizar algunas incursiones en torno al hombre que ocupara tantas páginas en nuestra investigación histórica; en torno al "santo laico" por el cual suspiran las pléyades "beatas" de nuestros "religiosos" historiadores a sueldo. |
ÍNDICE
Palabras liminares 9
Personalidad contradictoria 13
El egocentrismo paranoico de Sarmiento 19
En torno al "Facundo" de Sarmiento 25
¿Sarmiento patriota? 31
Un periodista y una opinión 37
Domingo Faustino Sarmiento y el Diario "La Prensa" 41
Sarmiento y la masonería 51
Conceptos "católicos" de Sarmiento 63
Sarmiento y la "Peregrinación de luz del día" 77
Una página de Pedro Goyena 83
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PALABRAS LIMINARES
"...hombre asombroso y contradictorio".
R. ROJAS
Sarmiento*: "montonero de la batalla intelectual" como lo llama Paul Groussac o, si se prefiere: "animalis homo" como lo apoda Pedro Goyena, o, si aún nuestro gusto exige más: "autor de FACUNDO, glorioso panfleto" que diría Ricardo Rojas, fue uno de esos hombres cuya personalidad, abundante de una asombrosa contradicción, fue utilizado por los "mitólogos argentinos" para elevarlo al pináculo olímpico de las deidades liberales.
El incienso rousseauniano del librepensamiento argentino, viene realizando, desde hace muchas décadas, las ofrendas latréuticas, en trasnochadas vigilias históricas, con el fin de que este hombre, cuya prodigalidad lo impulsaba a no ahorrar sangre de gauchos, ocupara, de una vez por todas el trono de "Padre de la Cultura Americana", aunque con ello se hiciera añicos la Verdad y quedara atomizada la tradición hispánica de nuestra nacionalidad.
Pero hemos de dejar de lado todos estos intentos que, muchas veces asumen las características pueriles de pequeñas batallas intrascendentes y jocosas, para abocarnos a realizar algunas incursiones en torno al hombre que ocupara tantas páginas en nuestra investigación histórica; en torno al "santo laico" por el cual suspiran las pléyades "beatas" de nuestros "religiosos" historiadores a sueldo.
No perdamos el tiempo en zonceras.
Si Sarmiento tuvo "asistencia perfecta" en la escuela durante sus años de estudio: ¡magnífico!, sirva esto de ejemplo para los niños proclives a los fraudes estudiantiles.
Si Sarmiento conocía al buen estudiante "por la punta de su lápiz": ¡muy bien!, que sea aprovechado por la sicología moderna.
Si Sarmiento era "compasivo con los animales": ¡excelente!, recoja el ejemplo la Municipalidad.
Si a Sarmiento lo "indigestaba más una mentira que un plato de pepinos": ¡más que mejor!, aproveche este caso los médicos forenses para comprobar de qué murió el "gran sanjuanino".
Dejemos todas estas engañifas para que sirva al entontamiento de los que a conciencia o sin conciencia, siguen el camino de la historia a "Grosso" modo.
(•) El verdadero nombre de Sarmiento era: FAUSTINO VALENTÍN QUIROGA. |
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