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Jefferson y/o Mussolini

Seguido de Crédito Social. Un impacto

Ezra Pound

Jefferson y/o Mussolini - Ezra Pound

220 páginas.
Ediciones El Calafate
Argentina, 2004
Encuadernación rústica
 Precio para Argentina: 330 pesos
 Precio internacional: 17 euros

 

 

 

Pound intentó recrear aquello a lo que nunca se vuelve, pero de lo que siempre se parte: la fuente que nos refleja. Pretendía recuperar la tradición del origen de una Nación, en su caso, la norteamericana. Una particular forma de pensamiento y acción -lo que denominaba directio voluntatis- que veía plasmada en Jefferson, Van Burén, Jackson y pocos más, que en literatura tuvo su paradigma en Dante, en filosofía en Confucio y en la política de los años 20 y 30 del siglo pasado -en la perspectiva de Pound- en Lenin y Mussolini, lo llevó a compendiar en este libro su violento anticapitalismo cultural (filosófico, económico y ético), su utopismo enérgico de perfiles luteranos y su profundo amor a Norteamérica (lo que le costó la cárcel en un manicomio de sus compatriotas). ¿Se necesita algo más para explicar por qué este libro fue echado al olvido desde hace más de treinta años en su país de nacimiento?. El odio a la Banca internacional, a la confiscación del dinero del pueblo mediante la USURA, su desprecio por la burocracia cultural bajo la forma de "periodistas" y "profesores", su admiración por la grandeza, aun en su fracaso, y por la sabiduría popular, lo transformaron -aunque no lo buscara- en un precursor, a veces arbitrario, de la lucha contra lo que lisa y llanamente es IMPERIALISMO, que Pound atacó en su fuente: la dominación de las finanzas internacionales causantes de las guerras y de la destrucción de la cultura. Seguramente hubiera repudiado el término "globalización", hijo putativo del "fin de la historia", porque fiel a la precisión y rudeza del lenguaje, no admitiría menoscabar mediante un artilugio apto para "letterati" la brutalidad del dominio por metro cuadrado impulsada por el mundo de los negocios.

 

ÍNDICE

Pròlogo Pag. Ill - XXIII

JEFFERSON Y/O MUSSOLINI Pag. 1-181

CREDITO SOCIAL. UN IMPACTO Pag. 183 - 220

Epilogo para argentinos Pag. I - XIX

INTRODUCCIÓN

 

JEFFERSON Y/O MUSSOLINI Una guía de lectura
“-Tu no has oído hablar de los contradictorios? -No. ¿Qué eran? ¿Una tribu?

-Una casta dentro de la tribu.
-El más contradictorio de los americanos contradictorios, ¿no sospechas quién es?

-No me atrevo a hacerlo por temor a hacer explosión.

-Ezra Pound”.
Guillermo Cabrera. Infante (TRES TRISTES TIGRES)

Abordar a Pound por su costado político -tan atendible como el resto de sus acciones en el campo de la economía- forma parte de la obsesión de sus críticos. Algunos pretenden derivar la venganza de la que fue objeto por parte de sus compatriotas, no de su adhesión al gobierno de Mussolini sino de su más o menos manifiesto antihebraísmo. Así lo deja entender un poeta menor -Nobel por disidente- como Joseph Brodsky, (la cruel Historia los tiene depositado a ambos en la Isola di San Michele, Cementerio de Venecia) quien con Susan Sontag entrevistó a Olga Rudge, una de las últimas compañías de Pound, y dejó un relato del que surge expresamente un Pound “ antisemita”.1

Usura-fascismo- antihebraísmo.

Los trabajos de Pound sobre economía, las doctrinas de Douglas, y sus obsesiones contra la Usura se remontan a una época en la que Mussolini era todavía un ferviente revolucionario marxista y uno de los líderes políticos más importantes - a la escala de la trama que estaban forjando- junto con Lenin y Rosa Luxemburgo.

Su admiración por Mussolini (Pound nunca se declaró fascista) es posterior a sus diatribas contra la usura, que coexistía con su fobia contra los judíos -con nombres y apellidos de la Banca- sin excluir al resto de los banqueros “católicos” o simplemente “cristianos” o algo así: porque todos existían.

Su “extraño fascismo” que lo tornaba un personaje desconfiable y objeto de reticencia por parte del fascismo oficial (E.P. siempre se sintió más cerca de algunos personajes de la “izquierda” del fascismo italiano como, de hecho, quedó ratificado en su adhesión a la “República de Saló” (1943-1945), iba de la mano de un “extraño antihebrahismo”: Sus andanadas contra la “Banca Judía Internacional” que encarnaba en los Rotschild, no le impedía hacerlos responsables del odio que los “gentiles” descargaban contra los judíos pobres. Resulta inadmisible - o por lo menos incomprensible, salvo bajo la especie de un juicio emitido con la exaltación de la época, el odio anticapitalista, o un sentimiento más o menos cercano- la admisión sin reservas del libelo policíaco “Los Protocolos de los Sabios de Sión” (que aparecen en la reescritura italiana de “Jefferson and/or Mussolini”2) prefigurados en los escritos antisemitas de Quevedo (entre ellos, “Los sueños”), autor preferido por Borges, por encima de Cervantes y cuyo carácter apócrifo, en la Argentina, fue denunciado por el propio Leopoldo Lugones-3. El antihebraismo4de Pound resulta en este punto una de las tantas incomprensibles derivaciones de un pensamiento que no pudo superar en todos los puntos el horizonte de su época, o la muletilla con la que su programa económico tropezaba, no obstante la fortaleza ética de su cuasi utopía de fuertes tintes luteranos, pero del que desprendía una fuerte crítica contra la inquisición protestante y una condena por elevación contra el sectarismo religioso anglo-sajón.

Su postura resulta solamente explicable por la mezcla de cruzado anticapitalista y profetismo protestante (cuyo origen, irónicamente, es vetero-testamentario) que integraba la psicología de Pound.

Veía ratificados en la práctica, las elucubraciones de Maurice Joly (verdadero autor de la materia base de “Los Protocolos...” acondicionado años después por la policía zarista), omitiendo considerar, todos los partidarios del panfleto, la existencia de un capitalismo financiero que carecía de bases raciales -biológicas , culturales o de cualquier otro contenido imaginativo que quisiera otorgársele a la palabra ‘raza’- y en el que participaban individuos de todas las confesiones religiosas, filosóficas y tonos de piel.

Mérito de Pound sin embargo -quien no obstante no dejó de inclinar la balanza de la responsabilidad en contra de los banqueros judíos- es tornar más amplio el concepto poniendo en el centro de su especulación a la USURA, para profundizarlo al fin de sus días en otro concepto aún más terrible: la AVARICIA. Prescindiendo del libelo de la policía zarista, en nada se modificaba lo medular de sus planteos.

El sentimiento anticapitalista, y dentro de éste contra el capital financiero en particular, había tenido contemporáneamente en Europa expresiones lapidarias en distintas obras, no todas vinculadas al experimento soviético.

Por otro lado, las leyes racistas de la Italia de Mussolini, comienzan a aplicarse recién en 1938. En forma confusa, con varias líneas de pensamiento (biología positivista, evolianos, etc.), que van denunciando la creciente dependencia de la influencia alemana; lo que no evitó que algunos de los sostenedores heterodoxos del racismo (caso Evola) pasaran a ser sospechosos ante los propios alemanes.

De ahí que al antihebraísmo de Pound, de características heterogéneas y fundamentos predominantemente económicos, resulte difícil relacionarlo con el discutible fascismo que se le atribuye.

El antihebraismo de Pound era un sentimiento común en los estados Unidos de los 20 (casos paradigmáticos fueron el delirante H.P.Lovecraft, influido por lo peor de la literatura y prácticas de la época -incluida la eugenesia positivista, aplicada sin problemas en algunos estados norteamericanos- o Henry Ford, autor de “El Judío Internacional”). El antijudaismo de los 20 extendido en Europa y aún en la Union Soviética (para Stalin , Trotzky no era Trozky ni Lev Davidovch Bronstein, sino “el judío”) fue teñido de una virulencia de la que carecía, en virtud de la proyección retrospectiva del genocidio perpetrado en la década siguiente, y que ha generado en Europa una polémica inacabable. Aunque justo es decirlo, es la primera vez en la historia que una verdad de contenido aberrante ha dado tantos frutos en el mundo occidental: La creación del Estado de Israel, la desmembración política del mundo árabe, una literatura que ya se mide por su peso en toneladas, falsos misticismos, productos “artísticos” varios de contenido apocalíptico, etc. y la pretensión de dividir la historia en un antes y un después: privilegio que no tuvieron ni Atila, ni Truman ni Pol Pot.

Ezra Pound, ¿Fascista?

Muchas mentes de la “generación perdida”-como ingenuamente las bautizó el plagio de Gertrude Stein-, y otras mentes más viejas, habían sucumbido -por lo menos temporariamente, antes de la entrada en guerra de sus respectivos países- a los encantos del “Duce”. El problema de Pound no era el fascismo de Mussolini (por éste, como personaje, sentía una admiración nada original en la época: basta pensar en Winston Churchill, Neville Chamberlain, Rudyard Kipling, H.G. Wells, Hillaire Belloc quienes demostraron una admiración inicial; o entusiastas como W.B. Yeats, George Bernard Shaw, T.S. Eliot o Wynham Lewis, Paul de Man...entre la lista de los notables) sino los propios Estados Unidos y la degradación de lo que pasaba por ser el núcleo de la cultura europea: el desprecio que fue alimentando contra ingleses y franceses como pueblos contemporáneos, salvando aquí y allá algunos de sus intelectuales (pocos ) y artistas (más) constituyó un reflejo de lo que percibía en la historia de su propio país. Pound era un revisionista, a su modo, de la historia de Norteamérica en la que percibía una caída patética desde la cuasi genialidad de la etapa de fundación , hasta la organización mañosa de la política, articulada por el mundo de las finanzas y que se servía de Presidentes a los que percibía mediocres, verdaderos “borderlines” de la inutilidad.

Crítico de los EEUU

Pound era un buen norteamericano. Uno de los mejores5. Y el amor a su patria se dió de la única forma aceptable, predecible y con posibilidad de insertarse en la acción: como populismo. Pound era un populista en los términos que utiliza Isaiah Berlín para caracterizar las ideas de Herder (Ver: “Epílogo para argentinos”, n.n. 8). ¿Podía entender ésto un norteamericano en los años 30 y 40, cuando medio mundo quería que la otra mitad muriera por su patria? Pero los años transcurridos han hecho avanzar poco a la sociedad que criticaba, devoradora de los mejores de sus hijos.

La fatalidad para sus verdugos, hizo que en el camino que va desde la detención de Pound el primero de mayo de 1945, pasando por el loquero de Saint Elisabeth6 donde fuera internado -argucia legal de por medio que evitó su fusilamiento- , hasta su liberación en 1958, Pound escribiera uno de los monumentos de su propia poesía: Los“Cantos Písanos”. EEUU es uno de los pocos países que logra, a su costa, sacar el bien de aquello que califica como mal, en una curiosa inversión de sus objetivos iniciales.

La tiranía del dinero, su esencia, no radica en los banqueros escarnecidos por E.P. en los 30, sino en el logro máximo de aquellos, que también llegó a vislumbrar en su aspecto ético: el policía troquelado en el cerebro del ciudadano, que vigila que el nivel de AVARICIA, nunca llegue a “vacío”. En el fondo - y no tan en el fondo- late la crisis de la democracia representativa, el “contrato social”, la actitud cognoscentc y discursiva del sujeto “volente”: La crisis. Cuya falta de resolución por vía carismàtica o racional (ambas, siempre temporales), conduce al homicidio individual seriado (la guerra social de baja intensidad) o colectivo (genocidio).

Pound y lo político

A Pound no fueron ajenas las falacias de la representación partidaria, de ahí que no trepida al hablar de “partido único” (Jefferson-Van Buren-Jackson) donde otros necesita(ba)n la secularización de la teología democrática en su aspecto liberal (división de poderes y “juego” de los partidos políticos).

La vulgaridad nacionalista condenó como traidor a quien desnudó al rey en el paseo político. El jingoísmo y el chauvinismo -de impecables factura europea- encontraron en Pound la excusa perfecta para seguir dividiendo la realidad con los colores del tablero de ajedrez y creer que allí se jugaba algún juego.

(FALTA TEXTO)

Si bien las perspectivas de Pound y Weil no son homologables o traducibles entre sí (más allá de que E.P., por su amplitud y dispersión cultural haya sido él mismo un “multipropósito” inmerso en la política, y Weil una filósofa que -cumpliendo con todos los standards académicos- también se sumergió en el campo de la política) es necesario destacar “el espíritu de época” de ciertas concepciones como ésta de herencia cultural (que también aparece en el marxismo), y que poseen un sesgo antipositivista y antievolucionista, con un profundo contenido de solidaridad social y continuidad orgánica: en un caso aplicado a la Nación y en el otro a los trabajadores concebidos como clase obrera.

JEFFERSON Y/O MUSSOLINI

¿Porqué “Jefferson y/o Mussolini”?. Pocos libros contienen una idea. Sin embargo el mundo está lleno de libros. El “sistema” pareciera operar por acumulación: de una multitud de libros mediocres, misturados con algunos pocos buenos, surge uno que contiene alguna idea. Este es uno. Y, quien no se pierda por las ramas, encontrará un tratado de filosofía política.

¿Jefferson? Una excusa.¿Mussolini? Otra. Como dice su primer editor, en este libro se trata de “otra cosa” . Pero no solo eso, ya que los pivotes sobre los que Pound edifica también están sostenidos por Lenin, Dante y Confucio. Los “cinco pilares” son los que arrastran en torno a sí la “herencia cultural”, que en Pound se manifiesta como una maquinaria infernal de erudición que despliega la historia cultural del mundo, y cuyas etapas proyecta sucesiva o contemporáneamente en el mismo espacio.

En todos los “pilares” se advierte la cristalización de un complejo cultural. Todos son irreductibles a un concepto porque engloban varios conceptos. Es decir, cada uno de ellos lleva a la práctica - o lo intenta- una filosofía: “el buen gobierno”. Pound, quien piensa y escribe en estado de erudición lúcida, torna contemporáneo lo que el hábito y la manipulación periodística y universitaria hacen ininteligible en la vida cotidiana. A veces, solo a veces, el sentido común popular, logra violentar la estupidez programada, colocando las cosas en su sitio y haciendo del fragmento cultural una herramienta hereditaria.

Quizá, la obra que sigue debiera comenzar a leerse a partir de “Crédito Social: Un impacto”. No obstante, ambas pueden (deben) articularse con los “Cantos”, “El ABC de la lectura”, “Guía de la Kultura” y “El ABC de la Economía”. Con muchos de sus fragmentos como segura guía puede atravesarse el accidentado camino de “Jefferson y/o Mussolini” (Los “Cantos”, solamente, son un “Inferno” y éste, como decía Pound, no puede atravesarse de prisa, menos tratándose de la AVARICIA recorriendo sus tres estadios: el biológico, el sociológico y el teológico -convenientemente secularizado- hasta arribar a la USURA).

Así podremos percibir la orientación ética, la finalidad política y el “juego” de los “maestros ejecutores” (Confucio, Jefferson, Mussolini, Lenin) convocados por Pound.

Como no es difícil de percibir, este libro es también un desafío y “una guía de descarriados” dirigidos a los “neos”que han comenzado a emerger de los sepulcros (viejos, desmañados, cobardes, tomando sol de parado, porque no encuentran su lugar bajo el sol) tratando de reflotar “ideas”que nunca fueron hace treinta años (y que hoy no tienen ninguna posibilidad de ser, aún cuando se cambie su “presentación”) marcadas por la usura bancaria y académica (Como señala el Canto XLV “...trajeron putas para Eleusis...”).

Entre muchos de sus subtítulos posibles podría insertarse: “Historia de cien años”, o “Una provocación para tontos”. Falta poco más de un cuarto de siglo para que se cumplan otros cien años de “Jefferson y/o Mussolini” y nada ha cambiado. Solo se han instrumentado nuevas razones para la repetición.

Una excelente ocasión para reactualizar su crítica.

 

NOTAS

1. “Brodsky y Pound en Venecia ”, en “Diario de Poesía ”, Buenos Aires, Año 5, nro. 19, ago.1991, pág.7
2 Ver: “Jefferson e Mussolini Se trata de la edición italiana, revisada, corregida y traducida personalmente por Ezra Pound, , que se publicó en diciembre de 1944 en la Casa Editrice Edizioni Popolari de Venezia, pero nunca será distribuida. La edición casi completa fue destruida poco después de impresa, según consigna Lúea Gallesi en la reedición de 1995 (Asefi-Terziaria, Milán, 113 pág. Ver, para "Los Protocolos...’’, pág. 72). El destino de la obra tuvo una historia acorde con los sucesos que se iban desencadenando. Pound trabajó duramente vinculado a la Editorial mencionada durante el período de la RSI (República Social Italiana). Allí publicó “América, Roosevelt y la causa de la guerra presente ", “Introducción a la naturaleza de los Estados Unidos"; algunas traducciones: “El testamento de Confucio", “La conspiración de los banqueros ", etc. a la vez que vuelve a escribir discursos para la radio e imprime manifiestos murales.
La segunda versión de“Jefferson , si bien respeta el entramado original, las pequeñas modificaciones introducidas implican (son las que revelan) el compromiso de Ezra Pound con la derrota del fascismo italiano y el inevitable camino hacia Saint Elisabeth. Los “Radiodiscorsi" (Existen al menos dos ediciones: “Radiodiscorsi", Ravenna, trad. Andrea Colombo.Ed. del Girasole, 1998,279págs. y “Aquíla voz de Europa ”, Barcelona, trad. Joaquín Bochaca,s/ f, 125 págs.), son, en definitiva, el eslabón que da sentido a esta trayectoria. Pero su análisis y contexto exceden este libro.
3 Carta dirigida a A. A. Jascalevich, traductor del libro de Benjamín W. Segel: "La mentira más grande de la historia", Bs. As., prol. de L. L., ed. D.A.I.A., 1936.: "Basta, en efecto, un mediano criterio...para comprender que se trata de un panfleto tan maligno como imbécil
4 Antihebraísmo y no antisemitismo (identificación de términos que constituye una confusión defensista y a la vez agresiva, utilizada por segmentos de la cultura judía) ya que el planteo de Pound no se imiscuye en el más que discutible concepto de “raza ” y todas sus derivaciones escatológicas -en cualquier cultura-, sino que la emprende contra la presencia de los judíos en la banca y en el mundo de las finanzas. No es éste el lugar para profundizar los orígenes y las causas del antisemitismo europeo (tan confuso como su objeto de ataque), sobre el que hay magníficos libros escritos, -y también mucha basura-; lo cierto es que la presencia de los judíos en el mundo de las finanzas y en la primera línea de los fracasos políticos de la posguerra de 1914/18, sobre todo en Alemania, eran un dato concreto de la realidad; y no era necesario para ello recurrir al panfletismo barato del tópico en "Mi Lucha". Ebert, Toller, Rosa Luxemburgo, Walter Rathenau, entre tantos otros, figuras todas destacadas del período pre-hitleriano y de la República de Weimar, eran judíos (algunos se asesinaban entre sí, y no precisamente por ser judíos, como es el caso de la muerte de Rosa Luxemburgo a manos de pistoleros afines al Presidente Ebert). Aribuir el fracaso de Weimar, al fracaso de la ",República de judíos" era un paso muy fácil de dar, y se dió, no solamente por mentes “populares Lo que el esquema dejaba afuera era la existencia de católicos, protestantes y otras yerbas en el mismo fundo de la usura. Esto, lejos de excusar la actitud de los intelectuales, es un acta de acusación contra ellos difícil de levantar. La acusación contra el capitalismo financiero no necesitaba de ninguna explicación racial, tal como lo demostraron las obras precursoras de Lenin, Gotffried Feder (a pesar de los pasos posteriores de éste), Rudolf Hilferding, Gesell, Douglas, George, etc.
5 Ver, Ezra Pound: “Patria Mía", Barcelona, trad. Mirko Lauer, Tusquets Ed., 75 págs. El origen de la obrita es la reunión de una serie de artículos, publicados (entre 1912 y 1913) por Pound, en dos partes, en la Revista “The New Age . Allí encontramos afirmaciones rotundas como éstas:
“...ninguna nación llega a ser considerada históricamente como talantes de haber construido una ciudad a la que conduzcan todos los caminos, y de la cual emane autoridad”... ’’Acorralen a un norteamericano frente a cualquier problema fundamental, y obtendrán -con su último respiro-una cita”...”La tesis que defiendo es: que Estados Unidos tiene la oportunidad de vivir un renacimiento, y que ciertos absurdos norteamericanos, no son necesariamente síntomas de esterilidad, o alguna enfermedad de necesidad mortal“, (pagsll-13)
6 La historia de la captura de Pound y el trato al que fue sometido en su primera etapa, en el campo de concentración de Coltano, cerca de Pisa, por la tropas del General Bradley, fue similar a la de los actuales perdedores de las guerras de nuestros días: ni prisionero de guerra ( sujeto a las normas del derecho internacional) ni ser humano (con todos los atributos del canon occidental). Pound tuvo el “privilegio" de dormir en una jaula preparada a medida. Así lo relata el escritor chileno José Donoso" (En: “EI. Poeta Enjaulado"): "Al principio, colocaron al poeta en una jaula en medio de un patio, sin protección del sol ni de la lluvia. Fuertes reflectores iluminaban la jaula durante toda la noche. Lo alimentaban como a una fiera, pasándole comida con unas tenazas entre los barrotes, y dormía en el suelo de cemento, con unas cuantas frazadas. Después de tres semanas, cayó con claustrofobia y amnesia" (Ver: VVAA: “El poeta enjaulado", Buenos Aires, trad. Susana Greco, Ed. Letra cierta, 1978, 168 págs.( pág. 153).