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YO FUI EL PILOTO DE HITLER

General Hans Baur

YO FUI EL PILOTO DE HITLER - General Hans Baur

285 páginas
16 páginas de fotos en papel ilustración
Ediciones Sieghels
2009
, Argentina
tapa: blanda, color, plastificado,
 Precio para Argentina: 80 pesos
 Precio internacional: 20 euros

El "Caso Hitler" suscitará por mucho tiempo el interés,  tanto de los historiadores como del público en general.
Es por esa causa que interesan los testimonios directos. El caso del general Hans Baur, reviste un valor excepcional. El autor fué el piloto particular de Hitler. Pero fue más que eso. Hitler era por naturaleza desconfiado. La excepción era Baur, con quien inicia su asociación en el año 1932 en plena campaña electoral, que habría de llevar a los nazis al poder. Ya en aquél entonces Baur era un experimentado piloto, veterano de la primera guerra mundial. Hitler nunca quiso confiar en otro piloto y siempre exigió que Baur condujera su aparato personal. Esta relación sólo habría de terminar en Berlín, en la Cancillería, en medio de las llamas de la hoguera funeraria.
Pero Baur no fue un político, fue ante todo un aviador. Luego del suicidio de Hitler intentó escapar del cerco que los soviéticos tendieron a la capital germana. Fue gravemente herido en las piernas, -se le amputó una con un cuchillo pequeño. Finalmente cayó prisionero de los rusos.
El canciller Adenauer consiguió su liberación durante una visita que hiciera a Berlín y así pudo Baur volver a su patria.

 

ÍNDICE

Prólogo11
PRIMERA PARTE13
Por fin puedo volar15
Regreso al frente16
Me convierto en piloto de caza21
Regreso sin suerte23
Una nueva experiencia: aviador postal24
Todos los comienzos son difíciles, hasta en la aviación civil26
Conduzco al nuncio Pacelli28
a la “Pasión de Oberammergau”28
Los primeros vuelos postales hacia Viena y Zurich30
Creación de la Lufthansa32
Revolución en Viena37
Por encima de los Alpes40
El Föhn y la tormenta nos plantean problemas48
El maestro Toscanini fue mi pasajero54
Horizonte artificial54
¡Me acerco al pararrayos de una chimenea!57
La línea se extiende hasta Roma58

SEGUNDA PARTE65
“Un tal señor Hitler ha telefoneado”65
La primera campaña electoral67
La segunda campaña electoral70
Goering le consigue un JU-52 a Hitler76
Vamos a visitar a Galbo en Roma78
Me convierto en el huésped permanente de Hitler82
Hitler y Mussolini se encuentran en Venecia83
Hofer. El Congreso Nacional Socialista de 193385
Hitler tenía miedo de los atentados88
Nos metemos en problemas91
Cómo conocí a Eva Braun95
El segundo encuentro con Mussolini99
Grandes acontecimientos proyectan su sombra100
El B-2.600 salva la vida a Hitler103
El golpe abortado de Roehn104
“La bruma de Goering”107
Creación de una escuadra del gobierno108
Permiso complicado109
En Suecia con Hess110
Preocupaciones de Hindenburg sobre el tema de la
Wehrmacht111
Los primeros Cóndor111
La hora del té en “Kaiserhof’112
Inconvenientes del tren de aterrizaje escamoteante113
Hitler vuela con el DO-X117
Me niego a convertirme en vegetariano118
Un vuelo en África120
Hitler es el huésped del rey de Italia138
Los rusos bombardean el “Deutschland”140
Hitler recibe al cardenal Innitzer142
Chamberlain en Godesberg143
Morell pone una inyección al presidente144
de Checoslovaquia144
Hitler en Helgoland145

TERCERA PARTE147
En Moscú con Ribbentrop147
La guerra153
“ ¡A tu salud, camarada fotógrafo alemán!”156
El atentado de la Bürgerbräukeller157
El rey Boris prueba nuestro Cóndor159
Preocupaciones acerca de un cuartel general160
Extraño comienzo de la ofensiva en el oeste162
Visita a París165
Tenemos dificultades con los nuevos aparatos166
Vuelo crítico en Vichy167
Vuelos con el rey Boris y el regente Horthy168
Molotov en Berlín171
Misteriosas destrucciones de aviones172
Franco no está de acuerdo con Hitler172
Hess hace vuelos de prueba a Ausburgo173
“ ¡Debe haberse vuelto loco!”175
Nos instalamos en Rastenburg176
Vuelo desgraciado con Mussolini a bordo178
El más terrible de los inviernos180
Causa posible del accidente donde pereció el doctor Todt184
Desplazamiento del cuartel general186
Antonescu tiene mucho frío188
La opinión de Hitler sobre los aliados húngaros189
Stalin reniega de los prisioneros de guerra rusos190
Me encuentro desarmado ante un avión ruso191
Goering olvida que los meses de noviembre y
diciembre son brumosos193
¿Cuándo decidió Hitler atacar Rusia?195
Una decisión que tuvo consecuencias muy trágicas196
¡Si los rusos hubieran sabido que Hitler estaba allí!197
La muerte del general Hube198
Una estúpida ofensiva contra las moscas199
El ministro von Neurath tiene suerte200
Visita a Laponia201
“ ¡Queremos oír lo que diga el Führer!”202
¿Por qué no se construyeron cazas a reacción?204
Aterrizo en Micheli con una rueda en llamas205
Dietl se mata en los Alpes206
Bajo el fuego de la D.C.A. alemana207
El comienzo del fin en Italia209
El fin del rey Boris210
La V-2 no puede cambiar el curso del destino210
Antonescu teme a los sabotajes212
El 20 de julio de 1944212
Los rusos prosiguen su avance216
Nueva presentación de los cazas a reacción217
He aquí como los veía Hitler218
El final en Berlín219
Goering había “perdido los pedales”221
desde hacía mucho tiempo221
Los rusos frente a Berlín.223
Hitler habla de reconstruir Munich223
Berlín se dispone a morir225
Perdemos el último aeródromo228
Curioso mensaje de Goering229
El matrimonio de Hitler pasa casi inadvertido231
Hitler hace fusilar a su cuñado231
Las jeringas mortales están listas para los hijos de Goebbels233
Hitler se muestra por última vez234
Hitler me dice adiós235
Preparativos para entrar237
La incineración de los cuerpos238
¡Ahora hay que irse!242

CUARTA PARTE245
Todo comenzó con la orden de firmar247
Amputación con un cuchillo de bolsillo248
Parto al “sanatorio para generales”250
Todos los medios son buenos254
Vuelvo a Berlín255
Huelga de hambre257
En el distrito carbonífero de Moscú259
Los generales se encuentran en prisión263
De campo en campo267
Los españoles hacen huelga de hambre269
Triste encuentro270
Transportes “a la cachiporra”271
Hacia el oeste, pero todavía no a Alemania276
Adenauer en Moscú278
La patria recuperada281

PRÓLOGO

Al publicar mis recuerdos no tengo la pretensión de aportar una contribución a la historia. Toda mi vida he tenido solamente una pasión: la aviación. Para mí toda la dicha de este mundo se encontraba entre el cielo y la tierra, el rugido de la hélice era mi música. Tuve co­mo pasajeros a los grandes y a los poderosos de nuestra época y mi deber más elevado consistía en garantizar su seguridad. De este modo transporté a los personajes más sobresalientes de las ciencias y de las artes, "testas coronadas", hombres de estado de todos los países. No voy a preocuparme del juicio que una posteridad imparcial realizará sobre los unos y los otros. Este libro no es ni una requisitoria ni una lamentación. Se dirige simplemente a aclarar, con las iluminaciones ex­traídas de mi memoria, los episodios y los sucesos que me parecen notables. En la medida en que aquellos han reflejado una época y afectado a los destinos humanos, pueden significar una contribución a la historia. Pero mi objetivo esencial es llevar a mis lectores junto conmi­go en esos viajes que me hicieron sobrevolar las montañas y los mares a través de las tormentas o bajo un sol luminoso. Me he esforzado en considerar los hechos bajo su perspectiva antigua, tales como aparecie­ron en su época y como yo los he vivido. He tratado de resumirlos sin buscar lo sensacional, limitándome únicamente a decir lo que yo sabía.
Entre mi nacimiento en una localidad bávara y mi regreso a Alemania luego de un largo cautiverio en Rusia mi vida fue como un film variado y movido en el cual muchos episodios y personajes quedaron grabados en furnia indeleble en mi memoria, Es ese film el que voy a desarrollar