ÍNDICE

Introducción7
La imagen embellecida de la personalidad11
Destinado a los alemanes11
Informaciones suprimidas15
Brujo de los Taikunos17
¿Un amigo de Guillaume?20
Soldado de ocupación en Alemania24
“Soberano absoluto” de Bensheim25
El caso ODRA27
En “Confluence”30
La alta finanza a las espaldas35
El poder del “Eastern Establishment”35
Sin ruido, pero efectivo36
Sociedad de clases conforme a modelos paganos40
El Imperio Rockefeller43
Inversiones en Alemania49
El hijo del pequeño príncipe como letrero de propaganda52
El bloque Rotschild‑Lambert60
Canciller de Bilderberg67
La antítesis del orden social cristiano70
El dinero gobierna al mundo79
La política bajo el control de los Taikunos81
Política pro‑soviética83
El libro‑fuente de la dictadura83
Avanzada del comunismo87
Una política llena de contradicciones89
“Estamos en quiebra”92
Juegos conspirativos95
Se exige la fusión EE.UU.‑U.R.S.S.101
Presidentes en andadores103
Ideas que parecen tonterías106
En el protocolo oficial110
Extraños amigos114
La Política de Vietnam rodeada de misterio116
Inusuales conversaciones con Bahr117
El protegido de Rockefeller118
Estrategia del silencio122
Enemigos del pueblo alemán124
Los traidores a la Patria de las finanzas y Lenin125
Ganancias gigantescas de la guerra de Vietnam y la crisis energética127
Un reto a los alemanes130
Traducción del Informe Kissinger133
Congressional Record133
Anexo 2149
Los Bilderberger149
Anexo 3159
Empresas belgas controladas directa o indirectamente por el bloque Rothschild‑Lambert159
Anexo 4163
Castillos de arena sobre terreno movedizo163

Introducción

La imagen que la opinión pública europea se ha formado de Henry A. Kissinger está moldeada por ideas de tipo clisé, originadas por la propaganda oficial y por la información interesada de los medios masivos de difusión.
El secretario de Estado norteamericano es conceptuado en el mundo occidental como una personalidad democrática de elevado rango intelectual, como exitoso manager de las crisis internacionales y honesto intermediario entre el Este y el Oeste. En Kissinger muchas personas creen ver una especie de Metternich, quien podría regalar a un mundo convulsionado, inestable e ideológicamente escindido, un período de paz duradera y sólida.
Este prejuicio público acerca de un hombre que como apenas otro Secretario de Estado norteamericano antes que él, ejerce influencia duradera sobre la política de los Estados Unidos, no juzga debidamente la personalidad de Henry A. Kissinger. Un juicio desapasionado sobre este hombre, su carrera y su actuación, presupone un análisis objetivo de todos los hechos hasta ahora silenciados respecto a él.
Nunca ha existido escasez de hombres altamente dotados en la política de los Estados Unidos. También hoy existen docenas de hombres, que poseen las mismas condiciones intelectuales de un Kissinger. Por eso se impone el interrogante acerca de qué fuerzas son las que han llevado a Kissinger a las cimas de la gloria, y cuáles son los puntos de vista e intereses por los que se dejaron guiar aquellos hombres que en un proceso de muchos años lo “construyeron” y lo llevaron a las palancas de comando de la Administración washingtoniana.
Kissinger personifica un programa político. Este no es el programa de un solitario, sino la concepción de un grupo poderoso que se sirve del inmigrante de Alemania, ponderado como “genio”, como medio para su política. Si la política que Kissinger ejerce fiduciariamente para este grupo sirve a los intereses vitales de los Estados Unidos o si, como los críticos de Kissinger opinan, ha de conducir a consecuencias funestas para América y todo el sistema occidental, es un interrogante que deben contestar, ante todo, el pueblo norteamericano y sus representantes electos. Pero el estrecho entrelazamiento de los destinos de América con los de Europa no deja lugar a dudas de que también los europeos, especialmente los alemanes, deberían prestar mayor atención a la personalidad de Kissinger. Porque múltiples serán los efectos de su política para Europa y Alemania. ¿Positivos o negativos? Acerca de ello, en último término, la historia dictará su fallo.
Este estudio no es una biografía de Kissinger, sino un modesto ensayo destinado a limpiar la imagen de Kissinger de las feas huellas de una propaganda parcial y falsa que sólo favorece la formación de mitos y la mentira histórica. El trabajo sirve, por ende, a la necesidad del público democrático de informarse amplia y objetivamente respecto de una personalidad descollante de la historia contemporánea
La base de trabajo para el autor la constituyen especialmente las comunicaciones oficiales del gobierno norteamericano sobre la persona de Henry A. Kissinger y las documentados críticas de norteamericanos conservadores, que aman a su patria y sienten como no‑americana la actual política oficial de su país. Al lector el material presentado le permite, por lo tanto, un juicio desprejuiciado e independiente sobre el controvertido objeto de la investigación.