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¿Fue Hitler realmente un Dictador?

 

Friedrich Christian
Príncipe de Schaumburg-Lippe
SA-Standartenführers

¿Fue Hitler realmente un Dictador? - Friedrich Christian Príncipe de Schaumburg-Lippe - SA-Standartenführers

120 páginas
21 x 14,5 cm.
Ediciones Sieghels, 2010
Encuadernación rústica

 Precio para Argentina: 40 pesos
 Precio internacional: 12 euros

Friedrich Christian, Príncipe de Schaumburg-Lippe, vástago de una casa principesca, antiguamente gobernante de una comarca alemana, resulta ser una persona de gran autoridad para hablarnos de Hitler y su obra al frente del Tercer Reich. Amigo personal del Führer antes de su llegada al poder, e interlocutor de largas veladas aún durante los primeros años de gobierno, había llegado al Partido Nacionalsocialista por medio de Rudolf Hess, fue miembro de las SA y llegó a ser ayudante de Joseph Goebbels en el Ministerio de Propaganda.
Según nos cuenta el Príncipe, su intención a la hora de escribir este libro en 1976, era: “Establecer cuan abominable e infame bombardeo de mentiras se ha arrojado durante décadas contra nosotros los alemanes; y  subrayar quien hace esto, y por qué. 
¡El que deliberadamente actúa contra el orden eterno de este mundo, sólo puede ser un traidor, un sinvergüenza! Él perjudica a todos los demás. ¡Ninguna filosofía, ninguna religión, ninguna matemática, puede ser en la vida más fuerte que las leyes éticas eternas de la Naturaleza!"

 

 

 

 

 

ÍNDICE

Sobre el autor           6
Preliminar     7
I.- Introducción         13
II.- Las masas prontamente convertidas en verdugo     19
III.- El “Dictador”     23
IV.- La fatal falta de comprensión de la naturaleza humana          37
V.- Certificado comercial de desnazificación y autoengaño     45
VI.- El sistema de calumnia           53
VII.- La calumnia: ¡El genocidio psicológico!     61
VIII.- Arte, cultura e innovaciones sociales         69
IX.- Las Eternas Leyes Éticas de la Naturaleza   79
X.- Unas palabras a los calumniadores    89
XI.- Conclusión         91
XII.- Epílogo 95
Apéndice: Consideraciones finales de Adolf Hitler      98

EL AUTOR

Según nos relata Wilfred von Oven, quien llegó a ser su amigo, en su libro “Mit ruhig festem Schritt, Aus der Geschichte der SA”, editado en castellano como “Con paso firme y pausado” por Ed. Galland-books:
Friedrich Christian Prinz zu Schaumburg-Lippe, era vástago de una casa principesca, antiguamente gobernante de una comarca alemana.
Al partido este príncipe llegó nada menos que por Hitler mismo. Y a él, a su vez, llegó por mediación de Rudolf Hess, el futuro lugarteniente de Hitler, con quien el joven príncipe de veintidós años tenía contacto social en Bad Godesberg.
Adolf Hitler se dirigía al príncipe con el título de “Alteza”, y decía que se podía imaginar muy bien «dejar mi lugar a un monarca», siempre suponiendo que llegara al poder, naturalmente.
“Este hombre me hablaba como le habla un padre a su hijo”, escribe el príncipe textualmente, y admite abiertamente que tuvo la espontánea sensación de que podía confiar en él totalmente. También a él le impresionaron, en especial, los ojos de Adolf Hitler -igual que más tarde a mí-, los que una vez, el 14 de octubre de 1918, enceguecieron temporariamente por un ataque aliado con gases venenosos. Ahora irradiaban una mágica fuerza, difícil de describir, yo diría una energía hipnótica. Esta debe haber sido la que motivó al príncipe a pedirle a Adolf Hitler, al final de sus escasas palabras y después del extenso discurso de aquél, que lo aceptara en su partido. Para su asombro, y peor aún, para su consternación, el pedido le fue denegado, pero fundamentado en detalles. El peticionante era príncipe de una dinastía de nobles anteriormente gobernantes de Alemania, le explicaba Hitler, y él nada más que el jefe de un partido político socialista de trabajadores. Pidió comprensión por su actitud, dejando abierta la posibilidad de reconsiderar su negativa el próximo año.
Así se separaron ambos en perfecto acuerdo. Al año siguiente el príncipe pudo ingresar al partido. Él y su esposa, Alexandra Gräfin zu Castell-Rüdenhausen, fueron muy a menudo huéspedes de Hitler durante los años 1933,1934 y 1935, a veces repetidamente, en una semana, por tiempos hasta diariamente, y por lo general en forma privada, pasando en su domicilio particular desde la hora veintiuna hasta las dos de la madrugada. En una de aquellas reuniones conoció al Dr. Goebbels quien -después de su nombramiento como Ministro de Propaganda- le ofreció el puesto de ayudante personal, que el príncipe aceptó con gusto.

PRELIMINAR

 

Sólo rara vez encontraba Goebbels tranquilidad y sosiego para charlar conmigo con libertad y sin interrupciones. Y en tales ocasiones casi no tocaba el tema “Hitler”. Con absoluta exactitud puedo recordar la única ocasión, quizás por la impresión excepcionalmente fuerte que me produjo. Fue en Berlín y precisamente en el Ministerio, donde debíamos a veces aguardar hasta altas horas alguna decisión de Hitler a fin de comunicarla debidamente a la prensa.
Comenzamos de pronto a comentar que aunque Hitler disfrutara verdaderamente de la compañía femenina, y se veía que siempre se comportaba muy galante, no se le conocía una relación amorosa.
Goebbels, muy pensativo, dijo entonces casi textualmente: “A veces no logro entenderlo. Puede ser, aceptémoslo, que no se le puede medir con las medidas comunes. Vive prácticamente como un santo.
Obsérvelo cuando está con algunas damas. Se nota cuanto le gustan. A veces se le ve completamente enamorado, y ellas lo notan y se le insinúan. El se arrebata por ellas como un adolescente, pero la cosa nunca va más allá. Eso no lo entiendo. Yo lo conozco mejor que nadie. Creo, príncipe Schaumburg, que él no es un simple mortal, es alguien fuera de serie en todos los aspectos. Su memoria es sorprendentemente buena, y tan claramente como rescata el pasado puede también adelantarse al futuro. El sabe lo que está por venir, y sabe lo que tiene que hacer. Jamás habla sobre lo más esencial -quizás no puede hacerlo porque carecemos de las cualidades para poder comprender. En todo caso, tiene lo que llamamos un sexto sentido. Cuan a menudo lo ha demostrado. Él no desea que se sepa, pues la gente podría asustarse de él. El sabe que sigue el camino de todos los grandes, los verdaderamente grandes, a los que todo les resulta de maravilla, hasta que finalmente incluso las tinieblas se doblegan ante la luz, para que todo sea progreso. Eso no lo va a reconocer jamás. Y por ello esta prisa desconcertante, que a menudo nadie entiende. Aparentemente él sabe que dispone de poco tiempo. El no se da respiro. ¿Acaso no lleva una vida trágica? ¿Y acaso no lo sabe todo? ¿De dónde sacó esta cultura universal? ¿De dónde? Sólo por sus lecturas, imposible. Cuantas veces no hemos tratado de dejarlo en falta; ninguno de nosotros se acerca siquiera a la cantidad de conocimientos que él tiene; lo reconocen los más letrados, es algo inexplicable. Y a pesar de todo no quisiera cambiarme por él. Si alguna vez le dijéramos al pueblo cómo lo vemos nosotros, que lo conocemos mejor, entonces ellos lo considerarían un mago o un santo. No sé qué sería peor. Ambas confusiones serían funestas para Alemania y podrían desatar una hecatombe sangrienta. Eso me parece muy peligroso, créame. Pero quizás sea realmente una especie de santo. Hay base de sobra para pensarlo. No me agrada mucho pensar en su santidad.
Con toda seguridad que él no es de este mundo, tal como lo somos nosotros. Seguro que no. ¿Debería decir todo esto? No puedo hacerlo. Esto me mortifica a veces más que cualquier otra cosa. Debería preguntarle, y él jamás me lo permitiría; desea que algo así ni siquiera se insinúe, lo que me deja perplejo. Yo soy el único a quien habla con entera libertad.
Ud. no tiene idea de los planes que tiene este Hombre. Si tan sólo lograra parte de lo que él cree que debe realizar, toda la humanidad lo honrará como uno de sus más grandes hijos. Lo que ahora vivimos junto a él, o a través de él, es apenas una partícula. Tampoco Jesús vivió sólo para los hebreos, pero le tocó vivir entre los judíos y ser crucificado por ellos. Eso no fue culpa de ellos, así como tampoco fue mérito suyo que viniera al mundo y conviviera con ellos. El que Hitler llegara a nosotros y se hiciera grande entre nosotros, en último término no se nos puede adjudicar, no somos responsables de su ascenso, como tampoco lo seremos de su fin. Quizás lo asesinen o lo traicionen, quien sabe. Todo obedece a un ordenamiento gigantesco, cuyo significado más profundo los humanos podemos cuando mucho sospechar, pero jamás aprehender. De la nada y venciendo los más increíbles obstáculos creó legalmente el partido político más grande que haya existido jamás. Para innumerables personas aparece por eso como un político muy exitoso y de gran hechura. A pocos meses de la toma del poder puede mostrar como estadista éxitos impresionantes y una popularidad como nunca llegó a tenerla siquiera lejanamente hombre alguno en Alemania.
Son todos hechos que nadie puede pasar por alto. Está empeñado en hacer fuerte y libre al Reich, paso a paso, y aparece ante el mundo tan hábil que ya muchas potencias están de su lado. Los hechos están a la vista, pero si debemos ser honestos, la verdad es que nadie puede decir en último término como pudo concretarlos el obrero y soldado del frente Adolfo Hitler. Todo hombre destacado tiene amigos y enemigos, se le adora y se le odia, siempre fue así en todo lugar. Pero cuando contemplamos a los que lo adoran y a aquellos que lo odian no queda más que darle la razón, pero aún eso nos deja donde mismo frente a la pregunta ¿Qué clase de hombre es este que puede realizar todo esto? Yo le digo, todo esto a él no lo toca, es un hombre de una hechura completamente distinta a la de todos nosotros. Pero ¿cómo y cuándo lo captará el mundo, y qué cosas sucederán hasta que llegue ese momento? Zaratustra dijo: “Lo peor es necesario para lo mejor del Superhombre”. A veces me da escalofríos cuando reflexiono sobre la forma en que el destino guía a este Hombre, parece depararle lo más inverosímil. En todo caso, él es mucho más de todo cuanto nosotros podamos imaginar”. Luego de una pausa Goebbels añadió: “Príncipe Schaumburg, no debemos mencionar todo esto a nadie”.
Tocamos luego otros temas, pero nuevamente volvió a este mismo. “Hitler afirmó una vez -dijo tan lenta y seriamente como al principio- que la fuerza de un hombre es el resultado de su abstinencia. Si lo contemplamos a él, a su modo de vida, entonces habría que darle la razón. Naturalmente la fuerza no vale mucho si no es catapultada por una genialidad acorde. Pero el genio que carezca de esa fuerza tampoco llegará a su realización...así es como sucede. Esta fuerza, que se acumula es aparentemente, en su más alta expresión, el Amor, y éste a su vez es la dinámica de nuestra existencia, un trocito del universo o de Dios dentro de nosotros. Creo que cosas como estas Hitler me las dice sólo a mí. Aunque sea nada más que por esto creo que vale la pena aceptar todos los sacrificios. Es un hombre increíble y ni siquiera uno de sus acólitos es capaz de vislumbrarlo. Si llegasen a sospechar Quién es él, seguramente se avergonzarían de pasar colgados de su cuello”.

Prinz Schaumburg-Lippe


       Este escrito preliminar no figura en la edición original, sino que fue extraido de la revista De la revista “SIEG” Nº 7/8-1992/93 de Austria, por ser uno de los escritos del Príncipe que más se ajustan al motivo de este libro.

CITAS

 

“Yo no soy digno de hablar en voz alta sobre Adolf Hitler. Su vida y su acción no invitan a una charla sentimental.  Él fue un campeón de la humanidad y un heraldodel mensaje de justicia para todas las naciones. Él era una figura reformadora del más alto nivel, y su destino histórico fue el de actuar en una época de perfidia incomparable que finalmente lo abatió”.

             Knut Hamsun
(famoso e influyente escritor noruego, Premio Novel de Literatura)

“Yo me pregunto qué otro gobernante era en vida igual de famoso, venerado, amado e idolatrado como este hombre de camisa parda... “

             Louis Bertrand,
(periodista francés, en la Convención nacional
(del Reich)del Partido en Nuremberg 1937.)

INTRODUCCIÓN

 

El sociólogo americano Robert S. Lynd dijo: “Es más fácil creer una mentira que uno ha oído cien veces que una verdad que nunca ha oído antes.” 
 
Desde el principio de este siglo, una campaña de mentira tras mentira ha sido apuntada hacia nosotros los alemanes. No importa cuan a menudo las muchas y grandes falsedades fueran refutadas - quedó claro que, desgraciadamente, es mucho más beneficioso difundir mentiras que presentar la verdad, sobre todo si el mentiroso también ha sido el vencedor en una guerra. 
  Un país donde es peligroso expresar la verdad está en mal camino. En cualquier caso, personalmente, prefiero vivir en un país donde es ventajoso decir la verdad. 
  Pero como el escritor francés Marqués de Vauvenargues lo expuso en su “Maximes et Réflexiones”: “Sólo pocas personas son lo suficientemente fuertes como para decir la verdad y oírla.”
  Cuando escribo para ayudar a que la verdad salga victoriosa, es frecuentemente inevitable que esto despierte la crítica. Ambas acciones son a menudo inseparables y a veces las personas son heridas involuntariamente en el proceso. 
  No hay ninguna revolución, movimiento, organización u otra asociación, no importa cuan buena sea, que no incorpore los dos elementos “correcto” y “errado”, así como hay evidentes contrarios naturales e indispensables en todas partes. 
  En el Movimiento de Adolf Hitler existían también los dos elementos, luz y sombra, y - una constante universal - : personas con puntos fuertes así como con puntos débiles. Sólo un genio puede realmente evaluar ambos, puede verlos como lo que ellos son, y puede emplearlos de acuerdo a sus talentos.
  Si yo aprendí del Dr. Goebbels, o incluso del propio Hitler, que entre los hombres cruciales en la Vanguardia del Partido no estaba “todo bien”, entonces, para bien de la verdad, esto no debe callarse aun cuando los hombres en cuestión tenían otros méritos a señalar sin los que ellos no podrían haber subido a posiciones importantes. Es cuestión de llamar la atención a los colegas moralmente honrados, decentes, honestos y camaradas en armas, aun cuando hacerlo pueda acarrear la crítica hacia mí por derramar luz también en las materias desagradables del proceso. 
  Por encima de todo, el problema no son las personas individuales – esto es cierto también respecto a los alemanes en conjunto. 
 Intentaré describir a los hombres principales a través de sus acciones y conducta, aun cuando los incidentes son frecuente y relativamente triviales. He escogido eventos lo más típicamente humanos como me fue posible, que hacen a la persona, y así sus pensamientos y acciones resultan más fáciles de comprender. 
  En su carácter esencial, las personas alemanas son tan decentes que frecuentemente han sido timadas por sus enemigos simplemente porque ellos no los habrían pensado capaces de hacer un mal - simplemente no pueden concebirlo como posible. 
  ¡Uno juzga a otros basándose en uno mismo - eso es cómo siempre ha sido, y eso es cómo continúa siendo con aquéllos que calumnian nuestra nación! En los casos donde ellos mismos estuvieron en la escena - en las revoluciones y guerras - fueron particularmente crueles e inhumanos. Nunca fueron las personas en conjunto, siempre los “incitadores y agitadores”, los líderes de cada tierra. Por ejemplo, simplemente recuérdese la Revolución francesa, el exterminio de los indios, la batalla contra los Boers, la Gran Revolución de los chinos y los rusos, la subyugación de India, etc. 
  Nosotros los alemanes diferimos de casi todas las mayores potencias en nuestro globo principalmente en que nosotros nunca hemos provocado las revoluciones o hemos instigado las guerras civiles en los países extranjeros, en otras palabras, en escala internacional, y nunca hemos intentado desgastar a otras gentes a través de las campañas internacionales de incitación a gran envergadura. 
  ¡Yo no incluyo, claro está, a esos “alemanes” que participaron en la incitación anti-alemana internacional ni los cuento como miembros de nuestro Pueblo! Ellos, quienes se aprovecharon de la guerra con el fin de dividir a nuestro pueblo por la propaganda mendaz y colocar a cada bando contra el otro, son los estigmatizados de nuestra época. 
  En el curso de mi interrogatorio por el Fiscal Principal en el Palacio de Justicia en Nüremberg, este fiscal exigió que los alemanes que viven en el extranjero deben todos ser contados como parte de la “quinta columna” - es decir, agentes de Hitler, con el propósito de revolucionar el mundo - y que esta organización poderosa había estado bajo el mando del Dr. Goebbels. 
  Yo le dije que tal organización (como había existido de hecho durante décadas, sólo que contra Alemania) sería increíblemente cara. La indispensable compra de la prensa de las naciones extranjeras, en sí misma, requeriría sumas gigantescas de dinero en efectivo. Él estuvo de acuerdo con esta declaración. Expliqué entonces que yo supe exactamente cuan grande había sido el presupuesto del Ministerio de Propaganda del Reich para uso en propaganda extranjera, en un momento cuando la propaganda extranjera todavía había sido posible - aproximadamente hasta 1943. La asignación presupuestaria anual más grande que alguna vez se haya tenido había sido un millón de Reichsmarks. Esto tenía que cubrir las giras de conferencias, las giras de las grandes orquestas sinfónicas y compañías de teatro, así como aquéllas de los grandes artistas de la actuación. Encima de esto, había también gastos para eventos deportivos y - “marginalmente”, por así decirlo - los subsidios para los periódicos de importancia que hacían publicidad cultural. Por consiguiente, en total era una suma ridícula, minúscula, sólo escasamente mejor que nada en absoluto .  
  Más allá de esto, comenté que el mismo Hitler le había prohibido estrictamente al NSDAP comprometerse en el extranjero en cualquier actividad de propaganda, la única excepción eran los alemanes del Reich que residían en el extranjero temporalmente . ¡Yo mismo dí testimonio de un caso: una vez Hitler le dijo enojadamente a un hombre de primera línea del Partido que el Nacional-socialismo no era un “artículo de exportación y el mismo no era una panacea humana para todas las penas del mundo, y que su única preocupación era ayudar a los alemanes! 
  Lo que los enemigos de Alemania nos acusan por estos días es lo que ellos mismos hicieron a nuestro detrimento en escala mucho mayor, y con fondos sin duda mil veces mayores que el presupuesto de nuestro Ministerio de Propaganda. 
  Los británicos creyeron demasiado lo que el entonces famoso Lord Haw-Haw les decía por radio - pero eso casi no tuvo influencia en la disminución de su compostura como nación. 
  Los alemanes, por otro lado, no podrían haber creído de ninguna manera lo que ellos mismos veían refutado en la vida cotidiana - pero a partir de marzo de 1945, empezaron a flaquear en su compostura como nación. Y este proceso todavía continua. 
  Es mi deseo que este folleto pueda ayudar a reavivar y fortalecer en nuestras pueblo el sentido de que la generación manchada y exageradamente difamada de nuestros padres hizo su mejor esfuerzo en la lucha por el futuro de Alemania, fieles a la antigua gran tradición, y sostenga la honorable posición que se le debe en la historia de nuestro pueblo.

Friedrich Christian, Príncipe de Schaumburg-Lippe. 


       Tal actividad, mayormente desarrollada por judíos-alemanes, no podía ser legalmente llamada como alemana  en la época del III Reich (N d E)

       La actividad cultural durante el III Reich, se cuenta entre las más grandes que gobierno alguno haya promovido y como una de las prioridades de su acción de gubernamental, por lo tanto le correspondía gran parte del presupuesto, aún en tiempos de guerra. (N d E)

       Diversos ejemplos, debidamente comprobados, han puesto en evidencia la orden de no interferir en asuntos políticos en países extranjeros. Tal actitud incluso privó al III Reich de importantes colaboraciones extranjeras. Famoso es el caso del nacionalsocialista Wilhelm Gustloff en Suiza, asesinado por un judío-suizo a pesar de que el gobierno de dicho país había atestiguado la buena conducta y legalidad de las actividades de Gustloff, fiel a la orden de no intervenir en asuntos políticos suizos. (Ver el libro de época “El Asesinato de Davos ... y sus culpables” de Ludwig Stark para un lúcido y detallado relato) En conmemoración, durante el Gobierno de Hitler, uno de los mayores barcos que la organización “Fuerza por la Alegría” puso a disposición de los trabajadores alemanes para darles vacaciones pagas, fue bautizado como “el Gustloff”. Paradójicamente, dicha embarcación, transportando aproximadamente unos 10.000 pasajeros refugiados, en su gran mayoría niños, mujeres y ancianos, fue torpedeada por los rusos (el Capitán a cargo fue declarado “héroe nacional”!!!!) y hundida en lo que fue la mayor tragedia marítima de la historia, un genocidio premeditado 7 veces mayor a la tragedia del Titanic, aunque nadie lo recuerde y muy pocos lo sepan ya que los crímenes de los “buenos” tienen buena prensa. (N. del E)

       Lord Haw Haw era un sobrenombre utilizado por diversas personas desarrollando el rol de locutor de radio alemana para público de habla inglesa durante la segunda guerra mundial. Tal esfuerzo nació como contramedida a las efectivas técnicas de propaganda psicológica aliada para descorazonar a los alemanes. Los ingleses, si bien sabían que se trataba de “propaganda alemana” para disminuir la moral inglesa, lo escuchaban como única fuente de información sobre sus compatriotas detrás de líneas enemigas. Dicho sobrenombre fue luego identificado con William Joyce, ciudadano norteamericano de familia Irlandesa, que fue colgado en la horca al finalizar la guerra por traición a Gran Bretaña!!!. (N. del E)